Carta a una amiga que no tengo
Sorprendido quedo, Señora mía, con las palabras que vierte este señor Francisco Umbral. Me lleva a releer y muero en el intento las veces justas para sacar gozo y compartimiento. Imagino el dolor del Sol, o de los peces, imagino el sufrimiento de un abejorro. Entiendo que es un evento natural, muy natural, totalmente alejado del sufrimiento que yo conozco. Esto es otro sistema de eventos encadenados entre sí para gestar algo, quizá sea esto el verdadero Génesis, el Génesis que ocurre a cada instante, porque solo existe el instante en la natural naturaleza. Mi perra Sombra me mira con atención y manifiesta su sobriedad, bebe agua para respirar, el oxígeno también llega por el agua, desea un instante pleno, y sufre cuando necesita sufrir, duele cuando un elemento agrede, y al instante olvida, pero graba, como la célula, graba como la célula, y nace la memoria, y nace el recuerdo. Umbral, Umbral, quién eres que sabes tanto, de dónde sacas tu recuerdo que trasciende lo humano permitido, sombrío recuerdo de la genética subsecuente, de la genética recóndita, o de lo recóndito de la genética. Primero existo, luego pienso, luego vivo.
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Sorprendido quedo, Señora mía, con las palabras que vierte este señor Francisco Umbral. Me lleva a releer y muero en el intento las veces justas para sacar gozo y compartimiento. Imagino el dolor del Sol, o de los peces, imagino el sufrimiento de un abejorro. Entiendo que es un evento natural, muy natural, totalmente alejado del sufrimiento que yo conozco. Esto es otro sistema de eventos encadenados entre sí para gestar algo, quizá sea esto el verdadero Génesis, el Génesis que ocurre a cada instante, porque solo existe el instante en la natural naturaleza. Mi perra Sombra me mira con atención y manifiesta su sobriedad, bebe agua para respirar, el oxígeno también llega por el agua, desea un instante pleno, y sufre cuando necesita sufrir, duele cuando un elemento agrede, y al instante olvida, pero graba, como la célula, graba como la célula, y nace la memoria, y nace el recuerdo. Umbral, Umbral, quién eres que sabes tanto, de dónde sacas tu recuerdo que trasciende lo humano permitido, sombrío recuerdo de la genética subsecuente, de la genética recóndita, o de lo recóndito de la genética. Primero existo, luego pienso, luego vivo.
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RÉQUIEM POR UNA CIGARRA. CIEN AÑOS.
Quiero vivir en ti, tres días,
tres días nada más.
tres días nada más.
El primer día
que sea para salvar la noche
y dejar en ti mi rastro genético,
como lo deja la célula en las nuevas generaciones.
El tiempo graba en mármol su poesía.
que sea para salvar la noche
y dejar en ti mi rastro genético,
como lo deja la célula en las nuevas generaciones.
El tiempo graba en mármol su poesía.
En el día segundo,
tras descansar,
saldré al campo.
Como un niño viajaré, en un apasionante carrusel sin fin
luego volveré a tu remanso.
tras descansar,
saldré al campo.
Como un niño viajaré, en un apasionante carrusel sin fin
luego volveré a tu remanso.
Y en el tercer día,
invocaré a la reina de todas las necesidades: la muerte,
invocaré a la reina de todas las necesidades: la muerte,
es un principio del cual debo aprender,
una cita con el destino: quizá resucitar.
una cita con el destino: quizá resucitar.
Como si hubiese vivido cien años,
sin faltar a la verdad.
sin faltar a la verdad.
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En Santa Ana
En Santa Ana
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